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martes, 19 de octubre de 2010

Atención plena y ansiedad

ATENCIÓN PLENA y ansiedad
Cada vez escuchamos con más frecuencia aludir a la ansiedad como un estado alterado que forma parte de nuestra vida.
Al hablar de ella, nos referimos a una emoción parecida al temor, aunque aparentemente no exista una causa inmediata y justificada para sentirla.
Consiste en un estado generalizado de inseguridad y agitación que podría ser generado por cualquier cosa. A veces, parece incluso que no hay ningún desencadenante que lo origine.
Sentimos ansiedad y no sabemos por qué.
Podemos estar agitados, tensos, preocupados todo el tiempo, incluso cuando no ocurre nada, como si se tratara de una actitud de fondo que nos indica que “no podemos estar bien”.Si este estado mental se hace crónico, hablamos de ansiedad generalizada y sus síntomas pueden incluir temblores, escalofríos, tensión muscular, cansancio, dificultades respiratorias, sensación de nudo en la garganta, agitación, irritabilidad
Además de esta ansiedad generalizada, algunas personas padecen ataques de ansiedad o pánico que les provocan un intenso miedo acompañado de pensamientos amenazadores relacionados con algo terrible que podría suceder, y síntomas parecidos a los de un ataque al corazón. Sin embargo, no se trata de nada de eso, como constatan en seguida  los médicos si se acude a ellos.

Como se ha demostrado ampliamente, sobre todo en el ámbito de la Atención Plena , podemos manejar este tipo de tormentas cuerpo-mente cambiando el modo de abordarlas. Se han hecho muchos estudios que confirman repetidamente la eficacia de estas técnicas en la mejoría ostensible de personas que sufren estos síntomas.

La alternativa que se nos ofrece es que, en realidad, ante la ansiedad, no tenemos que hacer nada. No hay nada que hacer ante nuestras sensaciones corporales ni sentimientos de ansiedad. Basta con tomar consciencia de ellos y no enjuiciarlos, rechazarlos, ni tratar de rehuirlos.
Se trata de enseñar a nuestra mente y a nuestro cuerpo a permanecer en calma cuando estas sensaciones aparecen. A observarlas, simplemente, tal y como se van desarrollando así como a percibir los pensamientos relacionados con ellas como simples espectadores.
Esta habilidad la aprendemos meditando, es decir, prestando atención  y dándonos cuenta de que se trata sólo de sensaciones pasajeras, que van y vienen como todo en nuestra vida.
Aprendemos también con la meditación que contamos con un centro de estabilidad en nuestra consciencia, con el que podemos identificarnos y desde el que podemos observar serenamente  todo el devenir de las sensaciones y pensamientos. Ello nos aporta una confianza en algo que es real, que cada vez experimentamos con más autenticidad y a lo que siempre podemos recurrir.

En realidad, el aprendizaje consiste en ver que no somos ni nuestras sensaciones, ni nuestros pensamientos, ni nuestros sentimientos y que, por tanto, no tenemos por qué reaccionar ante ellos ni ser empujados o tiranizados por su aparente urgencia.

Es verdad que no es fácil al principio, si no hemos adquirido el hábito de la observación, sobre todo porque hay pensamientos que aparecen en nuestra consciencia con una gran carga emocional que parecen arrastrarnos fuera de nuestra respiración y de todo intento d eser conscientes.
Cuando aprendemos a verlos como lo que son, simples pensamientos, y dejamos de reaccionar a su carga emocional, nos liberamos de su aparente poder y descansamos. Entonces, comprobamos que sería más exacto afirmar, en vez de “tengo miedo” o “tengo ansiedad”: “Me atraviesan pensamientos de ansiedad” o “Percibo sensaciones  de ansiedad”. Es una forma de ayudarnos a no identificarnos con algo que realmente, no somos nosotros.

En realidad, todos nosotros, en un mayor o menor grado, sufrimos de algún modo ese estado de temor de fondo. Podemos sentir miedo a fracasar, a la enfermedad, a la opinión de los demás, a perder algo…
Y esta consideración nos lleva a profundizar un poco más en el tema que nos ocupa.

En el fondo de este malestar, de estos temores que nos aquejan, más o menos intensos, subyace una especie de “infelicidad de fondo”. Siempre parece que hay algo que nos impide estar bien, que nos mantiene en vilo, que no nos permite aflojarnos y disfrutar de la vida.
Según Eckhart Tolle, esa sensación interior de descontento, obedece a unos patrones de pensamiento inconscientes que compartimos muchos de nosotros:

“Es necesario que ocurra algo en mi vida para poder estar en paz (ser feliz, realizarme, etc.) Y me siento mal porque aún no ha ocurrido.
Algo ocurrió en el pasado que no debería haber ocurrido. Estoy mal por ello. Si no hubiera ocurrido, ahora estaría en paz.
Algo está ocurriendo ahora que no debería ocurrir, y que me impide estar en paz ahora.”
Muchas veces, las creencias inconscientes se dirigen hacia una persona y entonces, “ocurrir” se transforma en “hacer”:
“Deberías hacer esto o aquello para que yo pueda estar bien, Y estoy mal porque aún no lo has hecho. Quizás mi resentimiento te obligue  a hacerlo.
Algo que hiciste, dijiste o dejaste de hacer o decir en el pasado me impide estar en paz ahora.
Lo que estás diciendo, haciendo o dejando de hacer ahora me impide estar bien…”

O bien ese malestar lo dirigimos hacia nosotros mismos…

En el fondo de todos estos patrones de pensamiento inconscientes se esconde un estado de profunda resistencia a la realidad, a lo que es. Sentimos deseo de que sea distinta y aversión o rechazo a cómo la percibimos. Todo debería ser diferente de cómo es. Todo debería ser “a nuestra manera” para que pudiéramos estar bien. Como no lo es, estamos justificados para estar mal. Y lo estaremos siempre, pues es imposible que la vida responda a los criterios limitados y variables de nuestras expectativas personales.

Sin embargo, es posible estar bien. Es posible encontrar ese núcleo de estabilidad y paz en nuestro interior que no depende de las circunstancias. Ese núcleo es nuestra consciencia plena, la que tratamos de desarrollar con estas prácticas.

DORA GIL es terapeuta transpersonal, especializada en Atención Plena o Mindfullnes, liberación de la ansiedad y del estrés.
 
Realiza su actividad en Malaga y en Granada, Centro Nybell, Avda. Constitución 41 5º G.
Puedes pedir cita llamando al telefono 958 09 82 16 - 670 917 294



Este texto está basado, en parte, en "Vivir con plenitud las crisis", de Jon Kabat Zinn y "Un nuevo mundo ahora", de Eckhart Tolle.

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